Diego Laguna
Para Zarah, que me hizo redescubrir
mi pasión por este género y no
hace más que enseñarme.
Qué no es...
Sería un absurdo tratar de definir la ópera como una “obra musical”, pues de entrada, la palabra Ópera en sí misma significa ´obra´, y de la misma forma, este género no considera a la música como su único sustento artístico. Sin embargo, dejemos este error filológico a las voces posmodernas que se niegan a echar mano de la filología para crear sus “nuevos” conceptos. Aunque la culpa no es del todo suya, ciertamente este ente es difícil de categorizar entre las bellas artes por su interdisciplinariedad. Y depende de la abstracción que se practique al momento de pensarla qué lugar se le otorgará dentro del mundo artístico.
Pero y a todo esto… ¿Qué es la Ópera?
Consideremos (para efectos explicativos) a la Ópera como un ente integrador, es decir, no se compone solo de la melodía, ni de las arias o recitativos que se escuchan, sino que todos estos elementos en conjunto y convivencia latente con otras artes, la constituyen con el fin principal de ser representada. En otras palabras, una celebración artística, pues tienen el libre acceso otras artes como lo son las visuales (escenógrafos), las escénicas (actores, bailarines: de ballet y danza, vestuaristas y maquillistas), la poesía (libretos) y, por supuesto, la música (solistas/coros).
Libreto: ¿Trama o drama?
El libreto es en sí el aparato estructural sobre el que va a figurar, en sentido técnico, la trama de la historia que quiere contarse. Es decir, a través de la obertura (o preludio) entramos musicalmente en la introducción de la obra, tiene una función ambientativa. Los actos, nos presentarán el lugar detalladamente y a los personajes que intervendrán durante todo este rato, sin embargo, estos últimos irán desapareciendo e incluyendo nuevos, esto marcará el flujo de cada escena. Lo anterior en lenguaje técnico explica la columna vertebral, pero ahora toca distinguir los pies y cabeza de las obras. La trama va a ser la delimitación de eventos organizados a partir de los cuales se explicará la historia, que a su vez es inherente al drama, por ser las historias tomadas de eventos cotidianos, hechos históricos, obras y hasta la mitología. El drama es un género literario, que proviene de la poesía dramática y tiene como objetivo enfrentar al expectante con la representación de conflictos humanos positivos (comedia) o negativos (tragedia) para que se vea implicado de alguna forma. Los dramas contienen en sí mismos, pasiones, sentimientos y emociones, como: el amor, rencor, compasión, traición, lealtad, lascivia, ternura, venganza, arrepentimiento, entre otros. Es por esto que cualquier persona que se atreve a presenciar una ópera, naturalmente experimentará a través de la identificación (con los sentimientos de los personajes o con los personajes mismos) sensaciones de alegría, tristeza, miedo, angustia y hasta alivio, en palabras simples, se emocionará.
Pensemos en aquella escena de Pretty Woman (la película, no la canción) cuando Vivian asiste con Edward a la Ópera. La obra que la lleva de las risillas discretas a las lagrimas, es la famosa Traviata de Verdi, donde coincidentemente se encuentra con la historia de una Cortesana que se enamora de un hombre adinerado. No hace falta explicar nada.
Técnica Vocal y Arquitectura Operística
El canto lírico u operístico es una técnica particular en la que se expulsa el aire con los músculos del tórax a través de las cuerdas bucales en tensión de acuerdo a la nota deseada, sin descuidar el color de la voz y manteniéndolo homogéneo, es decir, que no pierda claridad ni fuerza. Este tipo de canto es el elemento inexcluyente de cualquier ópera, pues aún sí eliminásemos la escenografía y a los bailarines, seguiríamos identificando a la voz como parte de una ópera. Los cantantes de ópera dedican toda su vida a ejercitar y perfeccionar su técnica, como cualquier atleta. Las voces en la ópera también están clasificadas, según el sexo de la persona y otras por sus particularidades. En las voces femeninas encontramos: la voz soprano, mezzosoprano y contralto. En las masculinas: los tenores, barítonos y bajos. Por último, las voces blancas, agrupadas en una tercera categoría por su peculiaridad: voces infantes, castrato y contrátenores.
Lo más adecuado para poner un ópera en escena, es que se haga en un recinto o teatro operístico, pues estos están construidos para tener una acústica especial para que ayude a que la voz de los artistas sin ayuda de sistemas de amplificación de audio.
Pensemos en el Sydney Opera House, la Ópera de París o la Ópera Estatal de Vienna.
Origen
Esta expresión artística vió la luz del mundo entre los últimos años del siglo XVI y los primeros del siglo XVII, cuando Jacopo Peri escribe Dafne (1597) en un intento por recrear la tragedia griega (otro género teatral muchos siglos más viejo, pero Griego al fin y al cabo, luz de los ojos renacentistas). Peri formaba parte de un grupo intelectual de “élite” llamado la Camerata de Bardi (o Camerata Fiorentina), quien aportaba el sustento económico del grupo y que desde esa fuerza dictaban el pulso del arte en Italia.
¿Ópera para el vulgo?
La Ópera no pudo ser contenida por mucho tiempo como una experiencia restringida para las clases dominantes. Aunque, si bien, nació en cuna de oro y se puso al deleite solo de la corte, con el tiempo se concedieron (por alegatos de Monteverdi) ciertas piezas para presentarlas ante las clases nobles. Esto dió paso a que este sector de la sociedad difundiese su experiencia y se buscará crear nuevos espacios para los pobres. Así fue como a pesar de que el motor de la idea de crear una temporada para el público en general fuera la venta de boletos, en 1637 surgió la primer temporada de ópera como la conocemos hoy.
Un ejemplo fue Benedetto Ferrari, músico y administrador, sapiente de la importancia del arte para la población abrió las puertas del Teatro San Cassiano de Venecia a costos accesibles para todo el público.
En mi opinión…
*Lo más enriquecedor de consumir este ente artístico es la socialización que se ejercita cuando nos ponemos en contacto con los sentimientos y situaciones que se nos presentan y tomamos consciencia de ellos como parte de lo que a todos nos constituye y existe en la realidad cotidiana. O como dijo Leo Nucci (Barítono Italiano) para una entrevista cuando se le preguntó si la Opera moriría algún día:
“Nunca podrá morir porque es una forma de arte universal, un lenguaje que puede unir a todo el mundo, más incluso que la religión, por su capacidad de conmover. Ni siquiera hay que conocer el idioma en el que se canta para sentir la emoción”.
*Algunas personas me han expresado tener su ópera favorita y pensando en si yo mismo tengo la mía, me di cuenta que más allá de que yo las elija, ellas me eligen a mí y se me ponen de moda según la etapa de vida en la que me desarrollo.
*Deberíamos de pensar en la ópera y en general del arte, como un capital cultural común del que todos somos dueños y al que todos debemos de acceder: exigiendo exposiciones, obras y conciertos de calidad, al mismo tiempo que gratuitos. Porque una sociedad culta es una sociedad libre y la libertad debería ser el destino en la vida de todos los seres humanos.
Referencias
Bibliográficas:
Alier, Roger. ¿Qué es esto de la ópera?. (Ediciones Robinbook). Barcelona, 2004.
Rama, Angel. Los ríos profundos, ópera de pobres. University of Maryland.
Digitales:
http://www.amigosoperacoruna.org/wp-content/uploads/2014/08/FUGAS_NUCCI_texto.pdf
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